Ribadesella - La Isla


Ribadesella, es uno de los enclaves de la costa asturiana donde se concentran con más facilidad las huellas de los grandes dinosaurios, animales extinguidos hace sesenta y cinco millones de años. Estos restos fósiles solo son visibles en el tramo comprendido entre el puerto de Tazones en Villaviciosa y la desembocadura del Sella en Ribadesella. Existe una Ruta de los Dinosaurios de la Costa Asturiana, que permite al curioso y aficionado visitar distintos lugares de interés en Villaviciosa, Colunga y Ribadesella. Dependiendo el sentido en que se haga dicha ruta, en éste municipio se puede visitar la playa de Vega en primer o último lugar. El resto de los yacimientos se localizan en los acantilados de Tereñes y la playa de Santa Marina, concretamente en el lugar conocido como Punta ´l Pozu (con abundantes rastros completos de saurópodos, es decir, de grandes herbívoros cuadrúpedos).
Empezamos a caminar después de pasar el puente, en Ribadesella, a la derecha, y vamos avanzando por el paseo de la playa, cuando termina el paseo junto a la playa, llegamos a una rotonda en la que hay un barco varado. A la derecha una señal manda a Tereñes, y otra de frente nos invita a caminar hacia San Pedro, guiados por un mojón del Camino; invitación que acertamos entrado por allí.
Llegamos a San Pedro, que está como a unos cuatro kilómetros, por una carretera muy agradable de andar y sin apenas trafico. El pueblo, según se lee en un cartel, es San Pedro de Llama, del concejo de Ribadesella. Seguimos caminando y en poco llegamos a una carretera estrecha que sale al la izquierda hacia Abeo; éste es un lugar casi desconocido, merece la pena verlo.
Volvemos al punto en que dejamos el camino para visitar Abeo, y tomamos un camino de cemento, pronto se convierte en un camino de tierra, ancho y muy agradable de caminar, el camino no presenta dificultades y además invita a ligeras paradas para empaparse del paisaje que estamos atravesando, luego llegamos a una carretera asfaltada y vamos hacia la derecha, al otro lado se divisan unas enormes canteras.
Un poco más adelante, y desde un alto, comienza a verse la mar, y el camino se convierte ahora en una pista de cemento con una faja de cantos rodados por el centro, muy coqueta y arreglada, que baja dando vista a las casas y a la playa de Vega, en donde entramos a lo largo de una calle que desciende y atraviesa este hermoso lugar.
Al llegar abajo, dejamos a la izquierda una capilla. En la confluencia con la carretera se camina hacia la derecha y un poco más adelante se pasa un pequeño puente sobre el arroyo del Acebo. El lugar invita a hacer un descanso y reponer fuerzas.
Seguimos nuestro camino, dejando la playa y caminando por una senda con cerca de troncos a nuestra mano derecha; luego un mojón nos invita a que abandonemos la pista que traemos para tomar un camino a la izquierda con el suelo empedrado de rebollos. Al llegar a la intersección, se ve en el vértice otro mojón que manda ahora ir a la derecha, entrando en un camino de hierba con alambrada y ribazo a ambos lados y muy bueno de caminar. En éste sendero, con la playa a la derecha debemos de llevar recorridos entre ocho o nueve kilómetros.
Luego, el sendero se ensancha y se convierte en una pista ancha hacia la izquierda y en ligera subida, a mano izquierda se ven unas casas, pronto llegamos a Berbes.
Se sigue una senda de hierba en dirección a una antena de telefonía; la pasamos y caminamos unos metros por carretera hasta encontrar una caleya a la derecha, pasamos junto a una casa solitaria, de piedra y muy aparente con dos ruedas de carro en la fachada.
Después de un rato, llegamos al concejo de Caravia. Aquí debemos de prestar atención tenemos que ir por un camino a la derecha, que siempre tuvo una señal indicando la continuación de la ruta pero hoy ya no existe, luego llegamos por una pista hasta unas torretas metálicas y una antena de telefonía, lo dejamos atrás y bajamos por un sendero en dirección a la mar, hacia el arenal de Morís.
Seguimos por la carretera aprovechando un paseo con quitamiedos de troncos, y más adelante giramos a la derecha por un camino de tierra en dirección a la mar. Atravesamos unos prados y “pasaderas” llegando a un arroyo que salvamos por un rustico puente que lo atraviesa, atravesamos más prados y por un camino bien señalizado disfrutamos de unas magnificas vistas de La Espasa, La Isla, Tazones,…
Con este magnifico paisaje, casi sin darnos cuenta, llegamos a La Espasa, y a La Isla, donde daremos por finalizada esta ruta.

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